lunes, octubre 01, 2007

 

Epílogo

No puedo poner otro título a la entrada.
Se trata del final, más allá del final, porque ya ni siquiera estoy en Alemania.

Se acabó hablar de los alemanes o de la vida en Berlín.
Una cosa era no conocer alemanes y hablar de ellos sólo por referencias, pero estar a 2000km y seguir contando cosas me parecía demasiado hipócrita.

Me veo en la obligación de cerrar el blog. Ni una pausa, ni punto y seguido, ni punto y aparte. Es un punto final, el título mismo pierde sentido si no estoy allí.
Quién sabe si los dedos me pedirán volver a escribir, sobre cualquier otra ciudad o sobre mí mismo. El caso es que hacerlo bajo esta misma dirección... eso sí que lo veo complicado.
El tiempo dirá.

Claro que seguro que eso mismo pensó Cervantes con el Quijote, hizo su primera parte, la terminó y quedó satisfecho. Continuó con otros proyectos, fracasando como escritor de teatro... Hasta que llegó Avellaneda y se sintió obligado a escribir la segunda parte, enfrentar al Quijote original con el pijo que trataba de imitarlo, devolverle la cordura y matarlo para evitar más copias.
No creo que nadie se dedique a copiarme, así que espero no tener que volver a escribir para matar a nadie.

Hace un año empecé la aventura de cambiar de país y muchas otras cosas. Me sentí bastante orgulloso de lo rápido que me adapté al cambio.
Ahora el objetivo es, en el fondo, el mismo, adaptarme cuanto antes al cambio para demostrarme que puedo vivir en cualquier lado, incluso en mi propia ciudad.

También es verdad que, si lo pienso bien, no he venido entero.
Cuando me puse a hacer la maleta me di cuenta de que quería llevarme todos los recuerdos y los buenos momentos que había acumulado, más un pensamiento para cada persona que he conocido en todo este año y un pedazo de cada amigo que allí he tenido.
No tenía sitio para todo, así que tuve que dejar mi corazón allí.
En realidad, hace tiempo que ya lo había entregado y no me sentía con derecho a reclamarlo.
No me preocupa, sé que si la gente que está allí lo trata la mitad de bien que me ha tratado a mí estará muy bien cuidado.

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