lunes, septiembre 03, 2007

 

Las bicicletas son para el verano

Ay, la bici, qué alegrías y tristezas me da.

Me da la impresión de que últimamente la bici pesa más.
Pensaba justamente que sería lo contrario, que después de unos meses mi cuerpo se haría a esto. Y es todo lo contrario.
Será culpa del tiempo, que con tanta humedad no entra bien el oxígeno a los pulmones; o una mala racha; o que las zapatas del freno rozan desde la última vez que toqué algo y a pesar de todo sigue sin frenar bien.

También depende de cuánto haya dormido, la bici me sirve de medidor, hay mañanas que me levanto feliz a pesar de haber dormido poco (que soy un super macho y puedo con todo) y al empezar a dar pedales compruebo que mi cuerpo no piensa lo mismo.

Eso los días que hace bueno. De vez en cuando también me apetece que llueva para ir a trabajar en metro y leer por el camino. Al segundo día de metro la broma ya cansa.

Más de una persona me comentaba alguna vez que no le molestaba demasiado pedalear bajo la lluvia. Es más, que a veces hasta le gustaba.
Totalmente de acuerdo, una suave y refrescante lluvia en una calurosa tarde de verano mientras voy a casa donde me espera una baño de espuma viendo mi super pantalla de plasma también es hasta atractivo para mí.
Lo malo es que esas condiciones no suelen cumplirse. Ni siquiera los días en que estoy optimista y me conformaría con una de ellas se cumplen los requisitos mínimos.
Así que, si hace ya varias horas que anocheció, tengo mucho sueño y al día siguiente me toca madrugar y además los metros que hay hasta mi casa se miden en miles, la lluvia me hace tanta gracia como una peli de zombies.
Solución: batir marcas ciclistas. Nunca he medido de verdad cuánto tardo en ir de mi casa a cualquier sitio (a ojo sé los tiempos, pero no calculo qué días voy más rápido), pero seguro que esos días es cuando mejor ritmo llevo.
Meto plato grande y piñón pequeño, y esprinto hasta en la cuesta arriba (habrá unas cinco en toda la ciudad, tres de ellas ocupan todas las alternativas que tengo para llegar a mi casa).
Ahí estoy, emocionado como si fuera Induráin, manteniendo postura y apretando dientes, deseando llegar a la cama cuanto antes.
Claro que a veces me pongo a pensar si se moja el que va despacio o el que más corre. Uno está más tiempo bajo la lluvia, pero el otro va arrasando con todas las gotas que están cayendo. Para no seguir con dudas, pienso que cuanto más me esfuerzo más me caliento y evito el frío. Del tirón, mojo la ropa por fuera con la lluvia y por dentro con el sudor.
Lo he visto clarísimo, no tengo mejor motivación que la lluvia y el sueño, cuando estoy descansado y disfruto es cuando más tardo.
Me motiva, pues, sufrir, es cuando saco lo mejor de mí mismo. No encuentro otra explicación.

De tanto ir en bici ya noto que el culo lo tengo más duro, sobre todo el callo que tengo con este sillín. Y lo noto sobre todo cuando monto en cualquier otra bici, todas tienen un sillín mucho más cómodo.

Comments:
jajajja. Anda que no habré pensado yo veces lo de quien se mojaba más si el más rápido o el más lento :P

Aprovechala que no veas las ganas que yo tengo de pillar la bici en cuanto llegue.

Sólo unos días!!! ;)

besin

V
 
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