viernes, septiembre 21, 2007

 

Cosas que echaré de menos de Berlín

Como todo, la ciudad y el país tienen sus cosas buenas y malas. Mejor dicho, cosas que me gustan y cosas que eliminaría de un plumazo.
Toca racha optimista, lo que significa repaso de cosas buenas que no tengo en España y que notaré al marcharme de aquí.

Papel en los servicios de cualquier bar. Papel para secarse las manos. No ocurre en el 100% de los bares, pero se encuentra incluso en algunos de los más guarros, llenos de pegatinas, pintadas, olores...
Televisión en alemán. Hay que reconocer que mucho mérito aquí no tiene. Pero para aprender un poquito el idioma es bastante útil.
Ir a trabajar en bici. Ir a la compra en bici. Salir por las noches en bici. Hasta el punto de que se me hace duro andar durante más de 10 minutos.
Kebabs por 2€. Con un poco de esfuerzo incluso por menos, pero a veces prefiero cuidar mi organismo.
Cerveza de trigo: Hefe o Kristall. Según el caso, a precios mucho mejores que en España.
Considerar que una cena por 15€ (incluida bebida) es algo caro. Por supuesto, acabar hasta arriba y, en general, no comer fritanga (que los chopitos y las croquetas están buenos, pero al final satura. Más si se tiene en cuenta el tiempo que llevará el aceite en la freidora).
Ver a los niños montados en el sillín de atrás en la bici, observando el paisaje. Mejor aún cuando les llevan en el carrito, rodeados de juguetes.
Que los perros no ladren. Entre otras cosas porque aquí un perro aparenta algo, no es una especie de rata que sólo sabe ladrar.
Que parezca que los coches no tienen claxon. Esto no aplica para los turcos.
Que los conductores miren el espejo de la derecha antes de hacer un giro, para comprobar que no hay ciclistas. Y que esperen a que el ciclista cruce, porque si no dejaría de gustarme.
Recorrer hasta 3Km en taxi por 3,5€. Encontrar taxi sin problemas.
Que los alemanes bailen en una discoteca a su bola. Y que les dé lo mismo. Libertad de pensamiento, libertad de movimiento.
La falta de tornos en el transporte público. Entrar y listo (con billete en el bolsillo, por supuesto). Que los revisores tenga que enseñar el carnet para demostrar que lo son, porque se disfrazan de punkies; hay que reconocer que como mínimo es divertido.
Bares con sofás. Y tener siempre la duda de qué habrá pasado en esos sofás. Digamos que estoy con la mosca detrás de la oreja; o la pulga bajo el culo.
Solares vacíos en pleno centro de la ciudad. Desde luego, aquí la especulación no tiene mucho poder. Decadente pero atrayente a la vez.
Que la gente venga a visitarme y yo tenga un montón de historias que contar y sitios que enseñar. En la vida me había interesado por la historia de una ciudad.
Que sea tan cómodo usar el transporte público. Que casi siempre que monte pueda sentarme. Meter la bici en el metro/tren.
Las librerías gigantes. Una pena que casi ningún libro me sirva.
La gente tan rara que hay repartida por la ciudad. Me sentaría en un banco a verlos pasar.
Los kebabs de guardia. No he conseguido ver cerrado el que está al lado de mi casa.
Encontrar muebles en la calle y llevarlos a casa.
Los mercadillos. Alguien te hace el trabajo de recoger las cosas de la basura y exponértelas en un tenderete.
El brunch del domingo, que se convierte en la única comida del día.
Muchas piscinas cubiertas. Tantas que me hagan dudar de cuál elegir.
Apenas existe el reaggeton. A partir de ahí, cualquier música es mejor.
Tumbarme en un parque. Aunque el tiempo no lo permita muy a menudo.
Que la peluquera no me dé conversación. Aún no sé si es lo normal o me ven la pinta de no enterarme y ni lo intentan.

La burbuja en la que me encuentro.

Comments:
Los que se van echarán de menos a los que se quedan, los que se quedan echarán de menos a los que se van... Y, sin nuestra morada am Alex, Berlín será un poquito menos Berlín.
 
Pues sí que estamos todos buenos.
 
Take it easy!!! Todo lo bueno se acaba... para dejar paso a una etapa mejor... :P
 
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