jueves, septiembre 27, 2007

 

Con el 'hola' ya me tenías ganado

A mí esta frase me suena a alguna película. No recuerdo cuál y tampoco he sido capaz de encontrar información por internet (demasiadas palabras normales). Se la dice el chico a la chica para explicarle que desde el principio ya lo tenía loquito.

Tengo que reconocer que esta bendita ciudad no enamora al primer golpe.
Creo que tardé una semana o dos en darme cuenta de todo el potencial.
Porque, a qué negarlo, la ciudad está un pelín sucia, con grafitis, obras, fachadas cayéndose a trozos, punkies...
También parece un poco desordenada, un edificio de cristal al lado de otro de ladrillo rojo. Los dos bonitos, espectaculares, pero juntos no pegan. La Bella y la Bestia tendrían su encanto por separado, como individuos, pero cuando Disney los juntó hizo un pastelón bastante difícil de tragar.
Necesité un tiempo para que alguien sacara de mí el adorador en potencia que estaba dentro. Que me hiciera darme cuenta de que ese desorden es precisamente el encanto de la ciudad, de ahí viene toda su grandeza. Como las espinacas de Popeye, si uno no lo viera no creería que a base de verduras se pudieran desarrollar esos músculos.

Y mi labor en todo este tiempo ha sido mostrar a los demás lo que yo veía:
Ese solar en pleno centro no es un terreno baldío, debes verlo como lo que llegará a ser, un bonito edificio que no encajará con la estética de todo el barrio.
El mercadillo lleno de basura más que otra cosa, se trata de la mejor forma de reciclaje. Mejor que reciclar es reutilizar. Y es un antídoto contra el consumismo que nos inunda.
La diversidad de gentes que se encuentra pululando por ahí sólo es comparable a lo que pasea por un aeropuerto. Eso lo saben y por eso en las terrazas se colocan mirando al tendido. Algún cazatalentos de una firma como Zara estará buscando un creador de tendencias entre los viandantes. Claro que en Berlín me extraña que puedan sacar algo bueno; en realidad, la diversidad se queda bastante limitada a un grupo donde no se encuentran los bien vestidos ni los pijillos. Eso sí, dentro de lo que queda uno puede ver de todo.
La comida típica es mala, sí. Más que mala, digamos que pesada y poco variada. Eso conlleva copiar las de otros países. En mi vida había comido cosas tan raras. A los cuatro días estaba harto de cerdo y salsas pesadas y tenía que buscar otras cosas. Al final variedad hay para aburrir.
El tren está lleno de punkies. Sí, pero esos recogen billetes de tren de segunda mano y te los revenden a precios sin competencia. Además, como estos son incompatibles con los nazis, si hay unos no hay otros. Es como cuando te dicen que tener hormigas en casa no es malo, que ellas sólo se mueven en ambientes limpios, lo que significa que tu casa está limpia (dejando de lado el hecho de que hay hormigas).
La gente es antipática. Aparte de que esto me parece un poco exagerado, es algo bastante típico en las grandes ciudades. Imagino que son reservados y les gusta guardar su simpatía para quien ellos creen que realmente lo merece.
Si en el suelo hay bellotas no es porque esto esté lleno de cerdos. También se encuentran castañas y hojas caídas. Simplemente es que hay muchos árboles. En cualquier caso, mejor esto a que caigan sandías de los árboles.
Que hace mucho frío y llueve. Así no hay problemas de sequía. Y el gustirrinín que da llegar a casa y que haga calor; casi se llega a gusto al trabajo.
El tráfico no es así de lento por mala planificación. Se trata de un estudiado plan para fomentar el transporte público (desde luego, no el bus) y la bici. Cualquiera pensaría que los semáforos no funcionan, que un par de rotondas arreglarían mucho, etc. No, aquí quieren conseguir que la gente deje de usar el coche por iniciativa propia. Podrían poner francotiradores disparando a las ruedas y sin embargo hacen que cada uno parezca libre de tomar la decisión de dejar el coche en casa.

Aparte de algunos estrepitosos fracasos, los resultados han sido mediocres. Nadie consigue entender que esto me guste. Como mucho he conseguido que no renieguen de mí, pero los éxitos son contados.

Comments:
La frase sale en Jerry Maguire. Aunque seguro que estará copiada de alguna anterior, de esas en blanco y negro donde ella cae rendida a los pies de él.

Sólo puedo decir que yo ya vine a esta ciudad casi enamorado de ella, y más después de haber compartido estos 12 meses con vosotros.

Espero que sigas abriendonos los ojos a los que no estemos, porque tienes todas las papeletas de seguir aquí. O eso deseo.

Abrazos
 
No sé si podré abrir los ojos a otros, tengo claro que sin ti dejaré de frecuentrar ciertos locales. Una pena, a pesar de lo que me queje cada vez que vamos.
 
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