martes, junio 05, 2007

 

Miedo a las alturas

Eso debe de ser lo que siente la gente que nunca llegará a ser directivo de una empresa.
Entre otras cosas porque si los buenos trabajadores son ascendidos y se convierten en jefes, ¿quién levantará la empresa?

Alguna vez oí que el mayor peligro de alguien que se queda colgando (por ejemplo, en un telesilla) es la tentación de lanzarse al vacío.
Al fin y al cabo, si uno no tiene ganas de esperar al rescate es la única salida.

Segun mi experiencia, en Alemania las ciudades medianas y grandes tienen una torre de televisión. Es como el Pirulí de Torrespaña, pero sin la excusa de tener un mundial.
En esta bendita ciudad lo hicieron por demostrar su poderío y la grandeza de sus ingenieros. De paso para mandar señal de televisión a los del otro lado (más o menos lo mismo que hacen los de Televerbo, pero organizado por el gobierno y con más recursos).
En el resto de ciudades puede ser más o menos alta, bonita o fea, lo importante es que esté llena de antenas.
Es normal, casi nunca tienen un monte a mano donde montar la antena repetidora.

Lo que es común en todos lados (en todos los países) es habilitar sitios altos para los turistas.
Para eso todos estamos dispuestos a pagar, aunque suponga subir 300 escalones (¿por qué uno paga por sufrir? seguro que en condiciones normales no subiría escaleras aunque me pagaran. Los viajes atontan a la gente).
A veces no son escalones, hay sitios más preparados que tienen ascensor. Eso suele suponer un sobreprecio.
Puede ser un mirador, un balcón en un monte, una torre de una iglesia (entrar en la catedral, visitar la basílica y la tumba del fundador con restos incorruptos de su cuerpo viene incluido en el precio, subir al campanario es aparte), un puesto de vigilancia o una estaca con una silla en la punta.
Será que nos gusta ver la ciudad desde otro punto de vista, o verlo todo de un tirón ("En 8 horas que estuve en la ciudad me dio tiempo a ver todo. De hecho, me cupo en 3 fotos"). Aunque también es verdad que sirve de orientación (para los que tienen de esas cosas).
O simplemente que nos atraen las alturas, nos gusta saber qué sienten los pájaros. Ya le pasó a Ícaro.
Una vez arriba alguien tiene que soltar el comentario de "vaya hostia hay desde aquí". Yo si no lo escucho siento que me falta algo. El de "desde aquí las personas parecen hormiguitas" hace mucho que no lo oigo, quizá sólo me lo decían cuando era pequeño, ya no tiene gracia.

El último (por más reciente) propósito que me he hecho es conocer las casas por los tejados.
En realidad, me conformo con ser capaz de localizar mi barrio, que veo tejados desde cualquier mirador de la ciudad y me siento totalmente perdido. Puedo estar mínimamente orientado por la posición del sol y esas cosas, pero me gustaría ser capaz de encontrar mi casa a partir de las torres de las iglesias que hay alrededor.
Y así de paso comprobar si mi barrio tiene pinta de viejo, o nuevo, o si las calles parecen anchas, si hay muchas zonas verdes...
La primera idea fue pasear por la calle mirando hacia arriba. Andando es más o menos viable, pero muy cansado patearme todas las calles así.
En bici me da miedo ir mirando a las nubes, será cuestión de ir practicando, como lo de conducir sin manos.
El tranvía tiene techo, no me permite mirar hacia arriba.
Seguiré buscando alternativas.

De todas formas, esto me va a exigir bastante esfuerzo, aquí todas las torres me parecen iguales (es como los chinos, entre ellos se distinguirán, pero a simple vista no hay diferencias).

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