martes, junio 19, 2007

 

Las mejores fiestas las de mi pueblo

Las fiestas de los pueblos son conocidas por ser el mayor evento que ocurre en la ciudad.
Todos los niños se van en verano al pueblo y las fiestas son el momento cumbre.
Eso suele durar hasta que les llega la edad de votar (a unos antes, a otros después).
Es de sobra conocida la permisividad de los padres en las fiestas del pueblo. Las mayores burradas que he oído a la gente hacer han ocurrido en ese momento (excepto a los que han estado de Erasmus, que va un paso más allá).
Conozco que gente que tenía delimitado hasta qué calle del barrio podía llegar, no más allá, que sin embargo en el pueblo veían amanecer.
El radar que tenían los padres para saber que el niño olía a tabaco por haber estado en los recreativos se anulaba en el pueblo.

Las fiestas en Alemania, por mi limitada experiencia, se parecen bastante a las españolas.
La principal diferencia es que aquí la comida y la bebida es el elemento estrella. Se llena todo de casetas con comida y bebida.
Las primeras veces me pareció que había muchísima variedad: salchichas de una región y de otra, carne asada, cerdo, comida asiática, italiana, turca, dulces...
Luego me di cuenta de que la variedad era fija, siempre la misma comida, los mismos carteles, los mismos colores y olores.
Por supuesto, también hay sitio para carruseles y música, pero deben de tenerlo para hacer algo mientras tragan. Y bebida, mucha bebida, guarrerías todas las posibles (mezclar cerveza con cualquier refresco, mezclar refrescos entre sí, mezclar fruta con alcohol, poner burbujas en el agua, burbujas en el zumo de manzana).
Pensaba que en España lo de la comida era importante (esa dieta mediterranea: aceitazo por todos lados. Que vale que los estudios demuestran que el aceite es buenísimo, pero no creo que los estudios los hagan con el de las fritangas) y la bebida más aún. Pero aquí no se concibe la feria sin comida. Es así de simple. Supongo que quizá por eso son tan usados los extranjerismos como "party" o "fiesta", para referirse a algo en lo que no hay casetas con comida.

Tanto rollo de viajar para conocer nuevas costumbres me tiene hecho un lío. El algodón de azucar está en todos lados, las almendras garrapiñadas ya no sé de dónde son típicas (tantos años que viví engañado pensando que sólo sabían hacerlas unas monjitas de clausura a 20 minutos de mi casa y están en todos lados); aunque aquí las he encontrado "amigables para los dientes" (yo diría menos dañinas, porque aunque tengan menos azucar, tampoco serán lo mejor).
Más me sorprende aún que vendan trozos de coco. ¡Coco!, ni sandía ni cacahuete. Un producto exótico en las ferias que se supone que es de lo más tradicional.
Sólo tengo claro que esto no es español ni alemán, ¿en qué momento se consideró que encajaba en un puesto portátil? ¿quién copió a quién? ¿se les ocurrió a todos a la vez?

Otra cosa que he descubierto es que no les asusta la lluvia.
Si llueve les molesta y recogen un poco, pero en general van tranquilamente a resguardarse (algunos directamente ni se resguardan); no se encierran en casa por tonterías así.
Y yo que cuando está nublado dejo la bici en casa.


Comments:
Cada vez estoy más segura de que te vienes convencido de que de décadas de diferencia nada de nada.
 
¿Tú alguna vez te lo creíste?
La frase siempre ha sido irónica.
 
Hoy es la fête de la musique. Digo yo que habrá conciertos por la calle. ¿No?

Sino vete donde la catedral que seguro que hoy montán algo.

Un besazo

V
 
Pequeña, me voy a ciudades más pequeñas a conocer las fiestas auténticas ;-)

Sí, hay conciertos y están muy bien. Cuánto me falta aún por conocer.
 
Me has quitad un peso de encima. Angeles
 
Me has quitado un peso de encima.
 
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