viernes, junio 29, 2007

 

Dándole sabor a la vida

Definición de picante: los chistes que cuentan los abuelos que aparecen en la programación de tarde de la tele. Y luego les sale la misma risa pícara de los niños de 7 años cuando se habla de esos temas.

Picante es la comida que gusta en los países asiáticos. Al menos es lo que habría que creer después de visitar varios restaurantes de estos.
Tengo aún pendiente lo de comer en un español, para poder comparar la realidad con los restaurantes. Y después trasladar las diferencias a cualquier otro restaurante.
De momento, mientras no tenga pruebas en contra, la cosa queda en que a los asiáticos les gusta la comida picante.
A los mejicanos está claro que también les gusta el picante.
Sumando algún otro país de clima templado o cálido, siempre había llegado a la conclusión de que en los países donde el calor estropea los alimentos más rápidamente se llenan de especias que conservan la comida a la vez que ocultan el sabor a podrido.
Todo ese mito se ha caído, a los alemanas les encanta la comida picante, la especiada, las salsas, los sabores fuertes que matan lo demás.

Yo pensaba que me gustaba la comida picante, de esa que deja la boca dormida y ya da igual lo que uno coma, porque todo ha perdido el sabor.
Un mes tardé en darme cuenta de que, de toda la variedad que hay en la carta, debo centrarme en lo que pone "suave" o "muy suave"; si un día me siento con el estómago demasiado limpio, puedo atreverme al "medio-fuerte".
Las primeras veces dudaba, a veces elegía incluso platos donde entre los ingredientes aparecía la palabra "picante". Nunca me atreví con la categoría "fuerte", aunque alguna vez estuve tentado de hacerme el machote.

De vez en cuando algún alemán me pregunta si me gusta la comida picante. Hay algo que debe de ser muy fácil de preparar, porque es muy común, el "chili con carne", que es picante. Deben pensar que es español, como tantas otras comidas mejicanas.
En general están convencidos de que en España se come especiado.
Entonces, cuando les digo que aquí la comida pica demasiado, me empiezan a tratar como una nena (sí, venga, a mí que me den la carta de los niños: macarrones con tomate y pollo con patatas).
Y luego me preguntan por el chorizo (salchichas le dicen. En el fondo es lo que es, si es salchicha grande será salchichón). Sí, lo hay picante, porque tiene pimentón (¿pimiento grande? nada, al final la traducción se queda en guindilla), pero nunca llega a los niveles de aquí.
Entonces es cuando empiezo a pensar que en España lo que nos gusta es la pureza, sabores suaves, sin añadidos, que las cosas sepan a lo que son (aparte de los leoneses que inventaron el botillo y algún otro que se escapa).
Estos, que son unos brutos y van a muerte. Hasta la comida vegetariana se hace pesada.

Venga a decir que lo sano es cenar a las 7, que irse a la cama con el estómago lleno es malo. Comer eso es malo, da igual que vayan a la cama 3 horas después, van a venirme ahora de gente sana.

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