viernes, abril 13, 2007

 

¡El agua para los peces!

Divertida frase, que siempre es pronunciada por alguien con la copa en la mano (o con la cerveza, la gente más sana). La primera vez hace gracia. A la tercera vez ya cansa.

Es curiosa la relación que tienen las diferentes culturas con el agua.

En España, que tan escasa anda, siempre se le ha tenido gran cariño, sin embargo se la desecha enseguida.
Recuerdo cuando en el cole nos contaban lo que les gustaban a los árabes las fuentes, por eso hay tantas en la Alhambra. Y tenía sentido, con tanto calor era la mejor forma de refrescarse y de hacer un ambiente más agradable.
Y de ahí, siguiendo la tradición, supongo, todo el mundo quiere tener casa con piscina, llenarla en mayo y vaciarla en octubre y poder tomar el sol a la orilla de la piscina.
Que realmente apenas se use es indiferente, las raíces de la cultura son más fuertes que el sentido común.
Y si, durante el verano, hay que vaciar la piscina por algún motivo (y luego volver a llenarla) se acepta, que ella se lo merece todo.

Por este bendito país la relación con el agua es distinta.
Empezando por la playa, que aquí se complica un poco eso de ir al mar a bañarse (demasiado frío, dentro y fuera del agua). Lo de ir al río o al lago parece más fácil, aunque evidentemente la temporada de baño es bastante corta.
Cuenta la leyenda que en los hogares alemanes la ducha es un invento bastante nuevo. Con ir de vez en cuando a la piscina (que allí también hay duchas) era suficiente.
Supongo que estas historias las fomentan los holandeses, franceses, daneses, austríacos... (coincidiendo más o menos con aquellos sitios que aparecen en la Columna de la Victoria como victorias alemanas).
Otro tema parecido es el de los jardines, que pensaba que aquí no se regarían porque con la lluvia ya iban sobrados. Pues no, resulta que de vez en cuando también ponen aspersores. No a las 4 de la tarde, que es lo que se hace en España (que para eso somos nuevos ricos).

Y las fuentes, que ya me extrañaba a mí que estuvieran todas las de la ciudad estropeadas (4 meses pensándolo, aunque al final ya empezaba a tener dudas). Eran bonitas, como estatuas, pero una fuente sin agua es triste. Estaban esperando a Semana Santa (claro, en cuaresma no se permiten las frivolidades), que parece que es la fecha a partir de la cual no hay riesgo de heladas; no se les escapa una a estos alemanes (o sí, puede que necesitaran unos años para darse cuenta del detalle).
Hombre, bien, lo veo muy práctico, que hay riesgo de que se rompan las tuberías y todo. Pero echo de menos poder coger el hielo de la fuente, ver el grosor (para medir el frío, que luego como anécdota queda precioso hablar de heladas con 15cm. de grosor).
Nos tuvimos que conformar con mirar de lejos el hielo de los lagos.

Otra cosa que hay por las calles de esta bendita ciudad son bombas de agua. Algunas funcionan (o quizá funcionan todas, pero sólo a veces). Uno le da un poco a la palanca y ya tiene agua para el caballo (por más vueltas que le doy no le veo más utilidad). Como estamos sobre una zona pantanosa (o al menos con mucha agua subterránea) debe de ser tan fácil poner las bombas que ahí están.

Cada vez tengo más en duda la universalidad de los refranes, porque lo de "en abril aguas mil"... mucho tendrá que llover para recuperar el tiempo perdido.


Comments:
Pues aunque no te lo creas este mes de abril esta lloviendo un montón y ya empiezan a decir que se llenan los pantanos, estadísticamente al 70% ya sabes unos muchos y otros "na" pero al 70%.
 
Qué buena noticia.
Yo eso lo celebraba montando un campo de golf.
 
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