martes, marzo 13, 2007

 

Sol, solito, caliéntame un poquito

En esta bendita ciudad, en lugar de salir las setas con la lluvia (que también, pero ese tema no me interesa tanto), salen los habitantes con el sol.

Seguramente será por la novedad, hasta que alguien consiga enlatar el sol y racionarlo en pequeñas dosis durante todo el año.
Sea por lo que sea, en cuanto sale el sol la ciudad cobra vida. Realmente nunca la vi muerta cuando estaba nevando, pero entre las nubes y el sol no hay color.

Todo esto al menos durante el fin de semana, entre semana no tengo tantas posibilidades de disfrutarlo (en general, seguramente el resto del mundo está igual).
En este punto aparece la visión pesimista de alguien que comentaba el otro día en clase que los días que trabaja son los más luminosos, frente a los grises fines de semana (la filosofía de Murphy está haciendo mucho daño).

Los últimos fines de semana que hemos coincidido el sol y yo por aquí me han descubierto otro mundo.
Si pudiera, me recorrería la ciudad a pie. Como es un sinsentido, porque ni siquiera saldría de mi barrio, me hago el recorrido en bici.
Y me encuentro a la gente por las calles, paseando por los mercadillos (y comiendo en la calle por supuesto; si lo hacen con mal tiempo, ahora hasta tienen disculpa).
Lo que más noto es que hay más niños, abrigadísimos con gorro, guantes y bufanda, que una cosa es que haga sol y otra que estemos en verano.
Me encanta la familia prototipo que sale a pasear a orillas del lago (yo los he visto por el centro, pero seguro que a las afueras hay mucho más) con la mamá en bici y el hijo mayor (de 4 años) montado en el asiento de atras y el papá con el hijo pequeños (unos 2 años) en el carrito enganchado a la bici.
Típica postal de manifestación en defensa de la familia.

Una costumbre muy extendida por aquí es usar las terrazas de bares y restaurantes (con lluvia no tanto, pero con el frío a veces hay valientes que siguen usándolas).
En esas terrazas la eficiencia alemana deja mucho que desear, sólo usan la mitad de las sillas, las que dan la espalda a la pared.
Son como las lagartijas, se pegan a la pared para absorber el calor que pueda desprender.
Pero además es que así pueden mirar a la gente pasar.
No sé si será tanto para observar a la gente (esta afición por observar no la tengo documentada, son más de ser observados, a juzgar por su costumbre de tener las ventanas limpias y sin cortinas ni persianas).
Que paso por la calle y ahí están todos, mirando al tendido, tomando algo, ni siquiera necesitan hablar, son felices así.

¿Y eso de "en abril, aguas mil" será válido sólo en España o es universal? Porque como sea para toda Europa quedan cuatro días para disfrutar.
Qué poco dura la alegría en casa del pobre.


Comments:
¡Ay que bonito! Me acabas de dejar echa polvo :P

Como lo echo de menos. Recorrer la ciudad en bici y ver a los alemanes cual lagartijas o girasoles, jeje.

En cuanto a lo de las familias de excursión por la city te diré (aquí entre tu y yo) que empecé a creer en un posible concepto positivo de familia viendo lo bien que lo pasan las berlinesas.
Mama, papa (bebe a lomos de papa) perro y bici. ¡qué molón!

un besin y recuerdos al spaghetti.

V
 
"hecha" con h :(

Yo otra vez
 
Aquí, entre tú y yo.
Esta mañana oí en la radio que en 4 días volvemos al estado natural de tormentas y lluvias, hasta próximo aviso.
 
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