viernes, febrero 09, 2007

 

Happy End

Parece un título para anunciar una despedida y no es así.
Aunque en realidad un poco sí, es la marca de papel higiénico que hay en el súper al lado de mi casa.
No estoy seguro de que esa sea la marca que compro, suelo elegir por el tacto más que por la vista.
Lo que está claro es que la marca me encanta, las cosas claras, nada de eufemismos de perritos corriendo por la casa. Antes de abrir el paquete ya se ve cuál es el objetivo de la empresa.

Ya metidos en papeles, creo que aún no me he quejado lo suficiente de los periódicos de este bendito país.
A mí siempre me ha parecido lo más cómodo el formato del ABC, ejemplo a seguir en la prensa española; parece que, de los de tirada nacional, sólo La Razón sigue esa línea.

Pues, con lo inmanejable que es un periódico español, son una maravilla comparado con lo de aquí.
El tamaño de las hojas es más o menos el doble, se hace casi imposible ir por el metro leyendo eso.
Además, en lugar de poner todas las hojas una encima de otra y luego doblar por la mitad, para dejarlo en formato libro (dentro de lo que cabe), les da por hacer eso mismo para cada sección.
Total, que cogen cuatro hojas tamaño sábana, las juntan y las doblan, como en cualquier periódico normal. Eso es la sección deportes. Con la sección internacional hacen lo mismo; igual que con la nacional, sección noticias curiosas etc.
Digamos que ya tienen varios periódicos. Eso se apila y se vuelve a doblar por la mitad, para que parezca uno solo.

La primera vez que cogí uno de estos empecé a desdoblar y aquello no acababa.
Luego ya vi las secciones, busqué como pude algo interesante, me cogí ese bloque y no sabía qué hacer con el resto. ¿Se supone que luego debo dejar todas las secciones en el mismo orden que las encontré o son elementos totalmente independientes?
El otro día vi a un señor en el tranvía con sus 20 hojas, dobladas y retorcidas, intentando leer algo.
En cuanto pasó de página se le cayeron la mitad al suelo. Con toda la filosofía del mundo (sin soltar tacos ni nada) recogió las hojas, las juntó como pudo y ahí lo dejó. No cuadraban las hojas ni de lejos, seguro que hasta había unas boca arriba y otras boca abajo, pero más no se podía hacer.
Este señor, que llevará toda la vida lidiando con esto y aún no lo tiene dominado. He perdido toda la esperanza de conseguirlo; quizá si me pongo una tarde en casa, con 4 metros cuadrados de suelo, podría hacer algo. Está claro que en el metro ni me lo planteo.

Y la tentación de leer periódicos está ahí. Que hay unas cuantas personas repartidos por los bares (seguro que en más sitios, a mí me encuentran en los bares) que ofrecen una suscripción gratuita para los domingos. No sé cuánto tiempo ni qué periódico, alguno de tirada nacional.
No entiendo por qué siempre digo que no, será la costumbre de rechazar por sistema.
El otro día una chica hasta nos informó de lo que le pagaban a ella por suscripción y ni aún así fuimos capaces de aceptar.

Lo poco que nos habría costado ayudar a una persona. Se ve que gracias a nosotros no se va a acabar con el paro.


Comments:
Puff pues con el Frankfurter Allgemeine ni lo intentes. Cojonudo para arroparte en una fria noche de invierno pero imposible de manejar.

Tu no te preocupes por lo de Benedetti yo tampoco se las mil quinientas cosas que tienes tu en la cabeza de tu carrera universitaria. Todo no lo vas a saber tu ;)

Por cierto, que si no lo has leido te lo recomiendo fervientemente. Yo no soy una apasionada de la poesía pero la de el es buenísima y recita como nadie.

Besin

V
 
No sabes las mil quinientas cosas que tengo en la cabeza (pájaros, básicamente), punto. De dónde hayan salido es otra cosa.
No hubo tiempo para más, pero al menos conociste al FSM.
 
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