viernes, febrero 16, 2007

 

Flora y fauna

Aunque por el título lo pueda parecer, no toca hablar de alemanes, lo de fauna está ahí sólo por estética.

Realmente tampoco toca hablar de la abundante flora de la ciudad salpicada de parques.

Me centraré en los vegetales de mi casa, que tampoco son tan abundantes.
La limpieza la llevo bastante bien y de momento no hay visos de que vaya a crecer musgo, líquenes, ni helechos.
La única flora que hay en casa es una planta, sin incluirme a mí los sábados a la hora de la siesta.
La planta es feucha, pero aguanta lo que le echen. Mejor dicho, lo que no le echen, porque el agua la ve de lejos, cuando paso con la jarra a la hora de comer.Lo que aguanta la pobre.

Me siento orgulloso de haber comprado la planta nada más llegar (durante el primer mes), dando un toque de color a la casa, ya que la austeridad es la nota dominante en las paredes.

Intenté negarlo en su momento, pero debo reconocer que compré la más barata de la tienda. Una floristería de chinos, que sospecho comparte trastienda con la frutería china de al lado.
Cumple los requisitos necesarios para una tienda regentada por chinos: horarios indefinidos, estilo cutre, calidad rozando la legalidad (según el día, la roza por encima o por debajo), etc.
La planta es sosita, un tronco de un grosor aproximado a un dedo y pelado, pelado hasta una altura de un palmo (unos tíos en París guardando una barra de platino-iridio en condiciones estabilísimas como referencia del sistema métrico para que luego yo me dedique a utilizar mi cuerpo como elemento de medida; no hay respeto por los profesionales). A esa altura de un palmo empiezan las hojas, finas y alargadas.
El tiesto también es bastante pobre, ¿es posible que los chinos inyecten aire en la tierra para que con la tercera parte del material se ocupe el mismo volumen y así reducir costes? A mí me parece que esa tierra es muy blanda. Para intentar compensar me dedico a echar los posos del café, poco a poco parece que va compactando.

De todas formas, ya va siendo hora de comprar una planta que dé más alegría, que la de ahora no tiene conversación, todo son monólogos por mi parte.
Quizá una planta con más color, un verde más brillante, alguna flor, pueda darme más juego.

Ya tengo casi decidido ponerla en la mesita delante del sofá, que al tenerla en un rincón la olvido. Al menos que la nueva se revele si intento quitarle sitio para poner los pies mientras veo una peli.

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