martes, enero 16, 2007

 

Somos lo que comemos?

Siempre me pareció que esta frase no era especialmente acertada.
¿Acaso el que come muchos espaguetis se vuelve alto y delgado?
¿O el tragasables es capaz de cortar cosas con el brazo?

Sin embargo, últimamente empiezo a pensar que algo de razón sí puede haber en todo esto.
Por estas tierras se comen bastante cerdo. Yo aún no tengo una opinión formada, pero la mayoría de comentarios apuntan a que, efectivamente, hay bastante cerdo suelto.
También veo bastante pollo. De rebote, creo, aparece el pavo y el pato (el pato es fácil de encontrar en el super, no como en España).

Y luego me pongo a pensar en lo amantes de la naturaleza que son y los vegetarianos que me he ido encontrando.
Todos los puestos con kebab (y pollo asado, aprovechando la infraestructura montada) supongo que indican el cariño mutuo entre alemanes y turcos, que me da la impresión de que no se hablan ni para preguntar una dirección.
Claro que por otro lado los alemanes que quieren viajar a Turquía no tienen que pagar por el visado (frente a los españoles, entre otros, que tienen que abrir su mente y su bolsillo para visitar aquel país).

Por otro lado me encuentro ejemplos que me dicen que lo que uno come no afecta a lo que uno aparenta.
Recuerdo la leyenda de que la gota era una enfermedad de ricos, por aquello de que lo provocan el marisco y las carnes rojas. Pero teniendo en cuenta que el tomate también está cargadito de ácido úrico ya no sé qué pensar.
Por mucho que uno coma pescado, si no se acerca de vez en cuando al agua nunca conseguirá nadar (y sin dejarlo para más adelante, porque de los 40 para arriba...).

Después de un rato pensando en esto me miro al ombligo para pensar en qué me puedo convertir con lo que como aquí.
Realmente no lo sé, por fin me estoy quitando de la afición a cocinar en casa a base de comer fuera. Total, que el tiempo que quería ganar dejando la cocina no lo invierto en estudiar, sino en estar fuera de casa.
Pero en cuanto a lo que como por esos extraños lugares que encuentro en esta bendita ciudad, Asia está bien posicionada, con sitios thais, indios, y otros países aún más pequeños y no tan típicos por su cocina.
Los italianos tampoco llevan mala posición, más aún si consideramos italianos a los sitios de comida rápida que venden pizzas, tienen dibujada la bandera de Italia y que suelen estar regentados por turcos.
Turquía tiene también un lugar en mi estómago, fundamentalmente por el kebab, aunque ahora he descubierto el boret y a veces tengo que pensar qué pedir cuando entro en uno de estos sitios (¿Turquía debería incluirlo en comida asiática o europea?)
Y los alemanes que, en contra de lo que imaginaba antes de llegar aquí, también tengo sitio para ellos y sus cosas típicas más las que se adhieren de alrededor. Como ejemplos pueden estar el filete empanado, que juraría que pega más para Austria, aunque es uno de esos platos del que todos los países se apoderan; el gulash, que es un estofado de origen húngaro (pero sería muy en sus orígenes, porque está bastante extendido en los países de alrededor); los gnocchi, que deben de ser italianos pero me recuerdan mucho a los knödel; y tantos ejemplos.

La conclusión que saco, dejando de lado la modestia, es que con la gastronomía me estoy volviendo un poco multi-culti.
Esto me recuerda el plan que tenía de cambiar el poster de mi habitación en España, que era una mapa de España que se estaba ajando, sobre todo en las puntas, y ya pedía un cambio.La renovación que me planteaba era dejar a un lado España y sustituirlo por un mapa que abarque más países (que el actual me sirve para saber distinguir Getafe de Leganés, pero se me estaba quedando pequeño). La duda ahora es si debería buscar un mapa de Europa o lanzarme al mundo directamente. En este sentido me siento un poco de pueblo, sin especial interés por salir del continente.
Con la ilusión que me hace que me pongan sellito en el pasaporte, no hago para conseguirlo. Aunque esto, en fin, creo que deberían poner en todos los aeropuertos un tampón (ni siquiera hace falta funcionario) y cada uno que se ponga el sello si quiere.

Sabía yo que no era cierto eso de que ser europeos sólo nos traería ventajas.

Comments:
Vete al Check Point que allí te ponen los sellos que quieras en el pasaporte ;)
 
Me lo pienso, ahora que ya sé llegar (3 paseos por la zona necesité hasta que lo encontré)
 
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