viernes, enero 12, 2007

 

Si es que el que tiene clase...

Efectivamente, tengo clase. Un día a la semana, 2 horas y media concretamente.

Como propósito de año nuevo esta vez me toca estudiar alemán. Estudiar de verdad, no sólo leer los carteles del metro y los titulares de los periódicos en los kioscos.

Alguna vez me he planteado ponerme a fumar, para tener todos los años un fijo que incumplir (dejar de fumar), pero es de esto que uno va dejando y al final nunca hace.

No es una de esas cosas que me guste (los propósitos de año nuevo, los idiomas me gustan -de tal forma que a veces hasta me preocupa-), los propósitos de enmienda nunca están de más. Esta vez ha tocado empezar algo en enero.

A los clásicos también suelo recurrir, pero no hay fechas marcadas.
Cambiar de trabajo siempre está presente mientras la NASA no sé entere de que, aunque esté en otro sitio, para ellos siempre estoy disponible. Tendré que volver a revisar Armaggedon, pero no recuerdo que Bruce Willis les enviara nunca el CV y allí fueron a por él con sus coches y toda la parafernalia.

Otro clásico, como acudir al gimnasio, no lo suelo usar.
Para una vez que lo hice no fue por el cambio de año, sino porque tenía ocupadas sólo 5 horas al día y necesitaba algo para no volverme loco. Me apunté a todo el gimnasio pero sólo usé la piscina y, según los cálculos que hice al empezar, lo amorticé. Me siento muy orgulloso de esos 6 meses.

El tema es que ayer empecé las clases. Curioso estudiar un idioma sin usar el idioma propio.
Ya me pasó cuando estudié danés en inglés (un 2x1 en toda regla, eficiencia por todo lo alto).
Ahora toca estudiar alemán en alemán, que no llega a ser el doble pero sí es más que alemán en español. Sobre todo el tema de traducir palabras, que muchas veces los profesores se acababan rindiendo después de 5 minutos gesticulando y buscando sinónimos y acababan explicando en español.
Ahora no hay opción, todo en alemán. Claro que como todo el mundo lleva su diccionario, al final los alumnos son los que se rinden; incluso a veces se recurre al inglés o cualquier otro extranjerismo (aquello de "hasta la victoria siempre" ya pasó de moda).
Para ser profesor se necesitan aptitudes como saber motivar al alumnado, saber explicarse, tener paciencia... Para ser profesor de idiomas me da la impresión de que lo más importante es ser medio adivino.
Cada uno tenemos nuestro acento (es España todos tenemos uno parecido, pero las clases multi-culti tienen otro encanto), y nos lanzamos a la piscina de distinta forma (los españoles recurriendo a latinismos que a veces cuelan y acaban siendo cultismos en alemán).
¿Cómo es posible que un profesor sepa a qué nos referimos y sea capaz de corregirnos? Puede que todos digamos las mismas cosas y ellos sólo busquen en la lista estándar con qué cuadra mejor lo que han oído. O puede que conozcan tantos acentos que el oído haga el cambio a uno u otro. Me decanto por lo primero: todos somos iguales en el fondo, hasta en lo de creernos que somos diferentes.

Motivación, motivación, busco motivación.

Comments:
Ey ¿dónde has empezado?

Mucha suerte y dale caña que este idioma ya sabes que se olvida a una velocidad inversamente proporcional a la que se aprende.

Besin

V
 
Logosprachschule.
Demasiado cerca de mi casa como para que me dé pereza ir.
Seguro que estoy de acuerdo con casi todo lo que digas sobre el idioma.
 
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