lunes, octubre 16, 2006

 

La princesa y el guisante

El cuento de "La princesa y el guisante", de Hans Christian Andersen (el de "El Patito Feo" y otros cuentos algo más empalagosos) trata de un príncipe que quería casarse con una auténtica princesa. Una noche de tormenta llamó a la puerta del castillo una chica que afirmaba ser princesa a pesar de que la tormenta había echado a perder sus ropajes y su pelo. La invitaron a pasar la noche y pusieron un guisante bajo 20 colchones en su cama. A la mañana siguiente le preguntaron qué tal y la pobre princesa no había podido dormir porque el guisante le había molestado toda la noche. Esa era la prueba de que era una auténtica princesa.

Nunca he comprendido del todo el cuento ni qué se quiere enseñar a los niños (¿que busquen a la niña más pija que encuentren?).

La cosa es que a veces me siento como la princesa del cuento: necesito oscuridad absoluta para dormir. Si en la persiana de mi cuarto se hiciera el agujero del tamaño de un guisante por el que entrase la luz, no podría dormir.

Pues en este país en el que no conocen las persianas el problema me está volviendo loco. Ya puedo acostarme a la hora que se levantan las gallinas, que a las 4 horas me despierta la luz. Y trato de taparme la cara con el edredón, almohada, lo que sea, pero no hay manera.
¿Qué les pasa a estos obsesionados por la luz? En cuanto les llega luz del sol la quieren toda para ellos y por eso tienen esos ventanales abiertos. Lo máximo que llegan es a poner una fina cortina. Por recato para evitar que les vean de la calle no será. Y me han dicho que en verano amanece antes de las 5, el conde Drácula aquí estaría muerto.

La cama de Ikea no sé si la montaré, pero ya tengo unas ganas de usar el cartón del embalaje para tapar las ventanas...

Comments:
No creo que nunca llegué a acostumbrarme a la luz. Antes aprendo a sobrevivir sin dormir.
Cartoncito, sí, pero he pensado en comprar acuarelas y pintar paisajes ;-P
 
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